Ingredientes (molde circular rizado 23 cm.):
2) Acto seguido, añadiremos
el huevo (previamente batido) y la ralladura de limón; amasaremos nuevamente
hasta homogeneizar y aunar ingredientes (sin trabajar en exceso la masa).
3) Pasaremos la masa a la
encimera (previamente forrada con papel film), la extenderemos por toda la
superficie del mismo y la conservaremos al frío en la nevera durante un par de
horas.
4) Cumplido el tiempo de reposo de la masa, la sacaremos de
la nevera y la depositaremos en la encimera con
un poco de harina espolvoreada; con la ayuda de un rodillo la extenderemos en
todas las direcciones hasta que sobrepase el diámetro del molde y alcance un
grosor de 3-5 milímetros. La recogeremos con el rodillo y la dispondremos en el
molde circular rizado (previamente engrasado con un poquito de AOVE); fijaremos
bien la masa en el molde con las yemas de los dedos, pasaremos el rodillo por
encima para retirar el exceso de masa y pincharemos con un tenedor toda su
superficie. La cubriremos con papel film transparente, la introduciremos en la
nevera y dejaremos reposar la masa durante toda la noche.
5) Al día siguiente,
hornearemos la masa quebrada. Precalentamos el horno a 180º. Sacaremos el molde
de la nevera, retiraremos el papel film y cubriremos su superficie con papel de
aluminio; dispondremos encima habichuelas a modo de peso y cuando el horno haya
adquirido la temperatura adecuada, introduciremos en su interior y le daremos
un primer horneado de unos 25 minutos.
6) Llegados a ese punto, retiraremos
el papel de aluminio con las habichuelas, volveremos a meter en el horno y
dejaremos durante otros 20 minutos hasta que la masa se termine de cocinar.
7) Horneada la masa
quebrada, la sacaremos y la dejaremos enfriar a temperatura ambiente antes de
rellenar.
8) Mientras tanto, aprovecharemos para hacer el relleno de
crema de limón. En un recipiente con agua
fría, pondremos a hidratar la gelatina. En
un cazo, pondremos a calentar el zumo de limón, el azúcar blanco y la ralladura
de los limones; removeremos con las varillas, y antes de que comience a hervir,
añadiremos los huevos y batiremos constantemente hasta que observemos que la
mezcla empiece a espesar.
9) En ese instante, retiraremos
del fuego, añadiremos la gelatina (previamente escurrida), mezclaremos con las
varillas hasta que se haya integrado y dejaremos atemperar unos 10 minutos.
10) Echaremos la mantequilla en dados (debe de estar fría),
y con la túrmix, trituraremos, hasta obtener una crema fina y homogénea.
11) Atemperada la masa quebrada, la rellenaremos con la crema
de limón (repartiéndola por toda su superficie), la meteremos en la nevera y la
conservaremos al frío un par de horas con el objeto de que el relleno quede
compacto.
12) En ese espacio de tiempo, prepararemos el merengue
italiano. En un cazo llevaremos a ebullición el
azúcar blanco y el agua; taparemos y cocinaremos unos 5 minutos sin remover
hasta que empiece a burbujear.
13) Por otra parte, en un bol, montaremos las claras de
huevo a punto de nieve con una pizca de sal. Cuando observemos que el almíbar
comienza a tener unas burbujas más grandes y adquiera una textura densa (habrá
alcanzado los 120º), retiraremos del fuego, incorporaremos el almíbar a las
claras montadas en forma de hilo, poco a poco, y con la batidora eléctrica,
comenzaremos a batir lentamente. Abriremos la vaina de vainilla por la mitad,
retiraremos las semillas de su interior con la punta de un cuchillo, las
añadiremos al merengue y continuaremos montando con la batidora, hasta que el
merengue se enfríe y nos quede una textura firme y compacta (no líquida).
14) Pasaremos el merengue a una manga pastelera con boquilla rizada;
sacaremos la tarta de la nevera, desmoldaremos, y de forma inmediata haremos
montículos por la superficie del relleno de limón. Con la ayuda de un soplete
de cocina, le daremos unos golpes de calor hasta que el merengue quede
ligeramente dorado.
Cortamos una porción, servimos y espolvorearemos en última
instancia un poco de canela molida.
Buen provecho y hasta la próxima =)
Wasabiconsejos:
En lugar de un molde circular rizado, podéis utilizar aros metálicos
individuales más pequeños para hacer vuestra presentación más original.
Para saber el punto exacto, y con cuidado de no
quemarnos, con una cucharilla dejaremos caer una gota de almíbar en nuestra
yema del dedo pulgar; haremos presión con el dedo índice, y si vemos que al
despegarlos queda una hebra fina, querrá decir que lo tendremos listo.
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