Ingredientes (16 gañotes):
2) Cuando hierva la leche, retiraremos del fuego y la
colaremos al bol de las yemas, dejándola caer poco a poco; integraremos bien y
devolveremos la mezcla de yemas y leche al cazo. Pondremos a fuego medio-alto y
con las varillas, batiremos continuamente durante un par de minutos, hasta que
la Maizena se cocine y la crema haya espesado.
3) Llegados
a ese punto, dispondremos la crema sobre un
recipiente, cubriremos con papel film (este deberá quedar en contacto con la
crema para que no se forme costra o película) y la mantendremos a temperatura
ambiente unos minutos. Introduciremos en la nevera y la dejaremos reposar durante
toda la noche.
4) Al
día siguiente, haremos la masa de los gañotes. En una sartén, pondremos a calentar el AOVE; una vez caliente, retiraremos
del fuego, añadiremos el anís en grano y las semillas de sésamo y dejaremos
confitar unos minutos. Reservamos momentáneamente.
5) En un bol hondo y
amplio, dispondremos los huevos, el azúcar blanco, la ralladura de limón y una
pizca de sal; con una cuchara de madera, mezclaremos bien. Incorporaremos el AOVE
(aún caliente) con el anís en grano y las semillas de sésamo e integraremos
nuevamente.
6) A continuación,
echaremos 220 gramos de harina de repostería, volveremos a mezclar con la
cuchara de madera, agregaremos el vino dulce y continuaremos mezclando al
tiempo que iremos añadiendo la harina de repostería restante y la canela molida.
Si observamos que nos resulta difícil trabajar la masa, amasaremos con las
manos y la trabajaremos, hasta obtener una textura blanda y suave, la cual, al
coger un poco de masa, ésta se nos quede ligeramente pegada a las manos, pero
sin llegar al extremo.
7) Formaremos una bola, la
depositaremos en el bol, la cubriremos papel film, meteremos en la nevera y
conservaremos al frío un par de horas con el objeto de que la masa adquiera
consistencia.
8) Cumplido el tiempo de reposo, le daremos forma a los gañotes. Cogeremos porciones de unos 30-35 gramos de masa,
formaremos unas tiras alargadas, y sobre la encimera con la ayuda de un rodillo,
las estiraremos, hasta que alcancen unos 50 centímetros de longitud, quedando la
masa lo más fina posible.
9) En una sartén grande y honda, pondremos a calentar abundante
aceite de girasol con un trozo de cáscara de limón.
10) Mientras se calienta, terminaremos
de hacer los gañotes. Engrasaremos los moldes metálicos con forma de cono con
un poco de AOVE, y partiendo desde el pico, empezaremos a envolver y a apretar cada
tira, a medida que vayamos subiendo por cada canutillo metálico, procurando que
las juntas queden bien selladas.
11) Cuando el aceite esté
caliente (160º-170º), retiraremos la cáscara de limón; cogeremos los canutillos,
los depositaremos en la sartén y los iremos friendo en tandas de 2-3. Cuando
observemos que vayan adquiriendo un color dorado, los retiraremos sobre una
fuente con papel absorbente, para eliminar el exceso de aceite.
12) Mientras tanto, para el
rebozado tradicional, en un plato hondo, echaremos el azúcar blanco y la canela
molida y removeremos con una cucharilla. Con cuidado de no quemarnos,
retiraremos el molde metálico del interior de cada gañote y aún estén calientes,
los rebozaremos bien por toda su superficie y los depositaremos en un plato.
13) Si hemos optado por enmelarlos, en un cazo, pondremos a
calentar la miel de flores junto con el agua. Cuando comience a hervir,
removeremos bien hasta que se haya diluido y retiraremos del fuego. En esta
mezcla (aún caliente), mojaremos los gañotes, los impregnaremos bien y los
iremos depositando sobre una rejilla, dejando espacio suficiente entre ellos
para que no se peguen. Dejaremos secar hasta que observemos que no goteen.
14) Sacaremos la crema pastelera de la nevera, le daremos una
pasada con unas varillas, la depositaremos en una manga pastelera y
rellenaremos cada gañote.
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