Ingredientes (molde circular rizado 23 cm.):
2) Acto seguido,
añadiremos el agua, el huevo (previamente batido) y la yema de huevo;
volveremos a amasar durante unos instantes hasta homogeneizar, pero sin
trabajar demasiado la masa, ya que podría quedar demasiado blanda y sin
consistencia.
3) Espolvoreamos un poco
de harina sobre la encimera; depositaremos la masa y con la ayuda de un rodillo
la extenderemos hasta formar un rectángulo, la forraremos con papel film, la
meteremos en la nevera y conservaremos al frío durante un par de horas.
4) Cumplido el tiempo de
reposo de la masa brisa y observemos que haya adquirido consistencia, la
cortaremos en tres partes iguales; espolvorearemos un poco de harina sobre la
encimera, depositaremos encima los trozos de masa (superpuestos unos encima de
otros), trabajaremos nuevamente la masa durante unos instantes y le daremos
forma de bola. La cubriremos con papel film y la dejaremos reposar 5 minutos.
5) Retiraremos el papel
film y con la ayuda del rodillo de cocina, extenderemos la masa brisa hasta
crear un rectángulo de un par de centímetros de grosor, la envolveremos en
papel film y la introduciremos en la nevera durante toda la noche con el objeto
de que nos quede compacta y firme.
6) Al día siguiente, terminaremos de hacer la tarta. Por una parte, sacaremos la masa brisa de la nevera,
la amasaremos ligeramente, y la depositaremos en la encimera con un poco de
harina espolvoreada; echaremos otro poquito de harina por encima de la masa, y
con la ayuda del rodillo de cocina, la extenderemos, y la iremos girando a
medida que le vayamos pasando el rodillo hasta darle forma redonda, que
sobresalga por los bordes del molde, y dejando un grosor de 3-5 milímetros. La
masa brisa, deberá de permanecer fría y flexible cuando la estemos trabajando, ya que, si se calienta demasiado, correremos el riesgo de que se agriete antes
de pasarla al molde.
7) Engrasaremos
ligeramente el molde rizado desmontable con un poquito de AOVE; enrollaremos la masa quebrada en
el rodillo, la depositaremos encima del molde y la extenderemos presionándola
hasta los bordes, dándole a estos un grosor mayor que al de la base (al menos
de 1 centímetro). Pasaremos el rodillo por encima del molde, retiraremos el
sobrante de masa, cubriremos con papel film y lo introduciremos en el
congelador durante 1 hora.
8) Mientras tanto, haremos el relleno de la tarta. En una sartén con un chorrito de AOVE, saltearemos la
calabaza, el boniato y el jengibre fresco (previamente troceados en dados)
durante unos minutos.
9) Pondremos a punto de
sal e incorporaremos el azúcar moreno, el zumo de naranja, el agua y las vainas
de vainilla (previamente abiertas por la mitad); cocinaremos a fuego medio-alto
hasta que observemos que la calabaza y el boniato queden tiernas y el líquido
haya caramelizado un poco.
10) Llegados a ese punto,
pasaremos el contenido de la sartén a un vaso batidor, (retirando las vainas de
vainilla) y con la túrmix, trituraremos, hasta obtener una crema fina. Echaremos
el huevo, las yemas de huevo, una pizca de canela molida, otra de nuez moscada y el queso
Philadelphia y pasaremos nuevamente la túrmix hasta homogeneizar y aunar
ingredientes. Reservamos momentáneamente.
11) Precalentamos el horno
a 180º. Sacaremos la masa quebrada del congelador, depositaremos una hoja de
papel de aluminio sobre ella, y a modo de peso (para evitar que la quiche suba
durante el horneado) repartiremos garbanzos secos por toda su superficie.
Introduciremos en el horno y le daremos un primer horneado en torno a 20-25
minutos.
12) Cumplidos los primeros
minutos de horno, sacaremos el molde, y con cuidado de no quemarnos, retiraremos
el papel de aluminio con los garbanzos, verteremos el relleno de calabaza,
volveremos a meter en el horno y la dejaremos cocinar durante otros 25 minutos
más.
13) Aprovecharemos ese tiempo para preparar la crema Chantilly de vainilla. En un bol, dispondremos la nata o crema de leche, y
con la batidora, comenzaremos a montarla; añadiremos el azúcar blanco y las
semillas de la vaina de vainilla, volveremos a batir y cuando comience a
adquirir cuerpo, agregaremos la crème fraîche o nata fresca. Continuaremos batiendo unos
instantes más, hasta que empiecen a formarse surcos compactos alrededor de las
varillas de la batidora. Pasaremos a una manga pastelera y la meteremos en la
nevera para conservarla fría.
14) Finalizado el tiempo de
horneado de la tarta, la sacaremos del horno y la dejaremos atemperar unos
minutos antes de degustar.
Desmoldamos, cortamos una porción, servimos, acompañamos
con unos montículos de crema Chantilly de vainilla, unos dados de calabaza
salteados, un poco de chocolate fundido y espolvorearemos en última instancia
un poco de canela molida.
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