Ingredientes (4 comensales):
2) Mientras tanto, en un bol, batiremos las yemas de
huevo y el azúcar blanco restante con la ayuda de unas varillas. Dispondremos la
leche infusionada de vainilla (aún caliente) en el bol anterior y mezclaremos con
las varillas hasta aunar ingredientes.
3) Precalentamos el horno a 170º. Colaremos la mezcla en
los moldes de barro, los introduciremos en el horno y los cocinaremos al baño
“María” (partiendo de agua que habremos hervido previamente) alrededor de unos 35-40
minutos, hasta que la crema cuaje y el centro quede firme y no tiemble.
4) Terminada la cocción, sacaremos los moldes, los
depositaremos en la encimera sobre un paño de cocina y los dejaremos atemperar.
5) Llegados a ese punto, los meteremos en la nevera y
los conservaremos al frío durante toda la noche antes de servir.
6) A continuación, en lugar de
recrear el efecto de corteza caramelizada característico de azúcar con el
soplete, dejaremos preparadas unas finas tejas de caramelo. Por una parte, haremos un caramelo seco. En una sartén, echaremos el azúcar blanco, lo pondremos a fuego lento en primera instancia, y lo subiremos gradualmente
para que el azúcar se vaya caramelizando poco a poco y no se nos queme.
7) En el momento en el que veamos que
el azúcar empieza a adquirir un tono marrón claro, retiramos del fuego, lo verteremos
sobre una bandeja forrada con una hoja de papel sulfurizado (previamente
engrasada con un poco de mantequilla sin sal) y lo esparciremos rápidamente con
la ayuda de una espátula de goma, de manera que quede una lámina lo más fina
posible. Dejaremos enfriar completamente antes de continuar con la receta.
8) Romperemos entonces el caramelo
solidificado en trozos más pequeños, los dispondremos en una picadora y
trituraremos, hasta obtener un polvo de caramelo muy fino. Tamizaremos en un
bol, y los cristales más visibles, los volveremos a pasar por la picadora.
9) Echaremos todo el polvo de caramelo
en un colador fino, y sobre unos aros circulares dispuestos en una bandeja de
horno forrada con papel sulfurizado (previamente engrasada con un poco de mantequilla
sin sal o aceite en spray), tamizaremos, dejando un grosor en cada teja de un
milímetro. Precalentamos el horno a 180º, retiraremos los aros, introduciremos
la bandeja en el horno en el nivel medio, y mantendremos en su interior en
torno a 1 minuto y medio, no más, ya que el caramelo se nos fundirá. Sacaremos
rápidamente la bandeja del horno, y con cuidado de no quemarnos, cogeremos la
hoja de papel sulfurizado y la pasaremos a otra bandeja a temperatura ambiente
para cortar el calor residual. Dejaremos enfriar completamente.
10) Con una espátula metálica, levantaremos con sumo
cuidado las tejas del papel, y las pasaremos a otra bandeja con papel
sulfurizado; cubriremos con otra hoja de este mismo papel y las mantendremos
secas antes de emplatar.
11) Al día siguiente, sacaremos los moldes de la nevera y secaremos
ligeramente la superficie de la crema catalana con papel absorbente; cubriremos
con las tejas circulares de caramelo y
pasaremos unos segundos el soplete por encima de cada una de ellas.
Servimos y decoramos con unos Physalis, unas fresas troceadas
y unos arándanos.
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