2) En un bol, tamizaremos
la harina de repostería, agregaremos el azúcar blanco; con las varillas mezclaremos
ligeramente.
3) En un bol, batiremos las
yemas junto con el huevo y una pizca de sal; cuando la temperatura de la leche alcance
los 85º, echaremos la mitad, poco a poco, y con las varillas removeremos rápidamente
para que las yemas no se cuajen.
4) Acto seguido, sobre el
bol en que hemos dispuesto la harina y el azúcar blanco, incorporaremos la
mezcla anterior y batiremos con las varillas; agregaremos la otra mitad de la leche
y mantequilla infusionada, el ron y el brandy y mezclaremos nuevamente con las
varillas hasta homogeneizar. Cubriremos con papel film, introduciremos en la
nevera y dejaremos reposar la masa durante toda la noche.
5) Al día siguiente,
pasadas unas 12 horas, abriremos el recipiente y removeremos la mezcla para que
las semillas de la vaina no se queden asentadas en el fondo. Cubriremos de
nuevo con el papel filme e introduciremos en la nevera hasta completar las 24
horas.
6) Mientras tanto, con la
ayuda de una brocha de repostería, engrasaremos generosamente los moldes de Canelés
con la mantequilla en textura de pomada y los introduciremos en la nevera unos
minutos antes de rellenar.
7) Precalentamos el horno a 220º. Retiraremos el papel
film del bol, removeremos la mezcla con las varillas y la colaremos en otro
recipiente.
8) Rellenaremos cada molde
(dejando unos 2 milímetros sin rellenar), introduciremos en el horno y le
daremos un primer horneado de 40 minutos.
9) Cumplidos 40 minutos,
bajaremos la temperatura a 200º y le daremos un segundo horneado de otros 40
minutos más. El interior del Canelé debe de tener una textura suave y a su vez gomosa,
mientras que el exterior tiene que quedar caramelizado
10) Llegados a ese punto, retiraremos
del horno y dejaremos reposar unos 5 minutos antes de desmoldar.
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